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martes, 1 de febrero de 2022

EN EL PUNTO DE PARTIDA DEL AÑO LECTIVO 2022

 

Ismael García C.

 

En dos años de pandemia Covid-19, hemos experimentado zozobra e incertidumbre, una amenaza real que cobra millones de vidas humanas, que afecta la subsistencia, que exige asumir nuevas formas de convivencia humana -prudente y responsable-, para aprender a vivir con los riesgos. Pero también hemos mantenido y nos ha sostenido la esperanza.

Ha sido necesario transitar hacia nuevas formas de aprendizaje y de actuación social y laboral. El uso de las herramientas virtuales ha permitido continuar los procesos educativos, lo que significa la posibilidad de ampliar los horizontes educativos al afrontar los nuevos retos, observando a la vez las limitaciones que esta modalidad de educación virtual implica en el desarrollo socioemocional y académico de los estudiantes, lo que afecta los procesos formativos.

En el afán de avanzar hacia la normalización y fortalecer los procesos de aprendizaje integral y de calidad del estudiantado es oportuno insistir en una labor académica que integre a la mayor parte del estudiantado en la actividad presencial, dejando un 40% de la labor de enseñanza en clases o actividades virtuales.

Las experiencias objetivas y las necesidades socioemocionales y académicas dejan en claro que el retorno a las aulas de forma presencial posibilita una mayor profundización de los aprendizajes, una recuperación de hábitos de estudio-trabajo, y la revitalización en muchos de ellos de las habilidades socioemocionales que la virtualidad ha deteriorado.

Aun y cuando no se cumplan las condiciones a que apunta el párrafo anterior, la idea es seguir formando al estudiantado con mayor calidad desde una propuesta semipresencial, en un ambiente acondicionado, en función de aportar al cuidado de la bioseguridad de tal manera que podamos superar como comunidad educativa, el reto global que la pandemia impone. Debemos preparar las condiciones necesarias para un retorno seguro de la comunidad educativa. Dicha tarea es una responsabilidad compartida y significará un trabajo conjunto entre familias y centro que posibilite calificar la educación.

La apertura mental y la escucha activa de las necesidades de los integrantes de la comunidad educativa en relación con la educación es clave para ejercer un liderazgo competente y en consonancia con la realidad actual.  A la vez, cada integrante de la comunidad educativa debe asumir proactivamente su papel en la gestión, puesto que ante circunstancias que obligan a transformarnos y a transformar nuestras prácticas es necesario poner atención a las personas, aplicar enfoques inclusivos y abiertos, aprender, formarse más y lograr un avance en la comunicación.

 

Santa Ana, El Salvador, 28 de enero de 2021.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, preside la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, licenciado en Educación, master en Educación Superior; y egresado de doctorado en educación.

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