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sábado, 24 de diciembre de 2022

LA NAVIDAD EN PAZ, SOLIDARIDAD Y AMOR

Ismael García C.


      La Navidad surgió hace más de 4,000 años, como un festival de renovación de siete días de diversiones y banquetes desde el 19 de diciembre, en honor a Saturno, dios romano de la agricultura. Según la Enciclopedia Católica, en la fiesta al dios sol Mitra o Baal, en la cual el sacerdote pagano anunciaba “¡la Virgen ha dado luz!” durante la misa de medianoche en la víspera del 25 de diciembre, inicia en el sector occidental de la Iglesia Romana en el siglo IV d.C., y en el siglo V se ordenó celebrarla oficialmente. La Iglesia Católica le llamó “Natalicio o Natividad” y la proclamó el 25 de diciembre del 345 influenciados por San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno. 

    Hace 2,000 años en Palestina, un decreto de César Augusto ordenaba empadronarse. “Y José también subió de Galilea, fuera de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David la cual es llamada Belén, porque él era de la casa y linaje de David, para registrarse por sí mismo junto con María, quien estaba prometida en matrimonio a él como esposa, y estaba embarazada” (Lucas 2:4-5). Sin alojamiento libre, José y María pernoctaron en un establo, donde nació Jesús. 

     A campo abierto, pastores cuidaban de noche a sus rebaños y vieron ángeles en el cielo, “…un ángel del Señor se paró cerca de ellos, y la gloria del Señor brilló a su alrededor; y fueron apoderados de gran temor. Pero el ángel les dijo, ‘No teman; porque he aquí, yo estoy anunciándoles noticias alegres de gran gozo, las cuales serán para toda la gente; porque hoy, en la ciudad de David, un Salvador nació para ustedes, Quien es Cristo el Señor. Ahora esta es la señal para ustedes: encontrarán un bebe envuelto en pañales, acostado en un pesebre.’”  (Lucas 2:9-12) Los pastores se alegraron. En Cantares 2:11, y Esdras 10:9,13, la Biblia declara que el invierno no permitía estar a campo abierto en la noche, por lo que Cristo no nació ni en diciembre ni en enero. 

    El libro de LeRay E. Froom, La Fe Profética de Nuestros Padres, Vol. I, refiere a las instrucciones del Papa Gregorio a Agustino en el año 596 d.C. sobre la conversión de los Sajones paganos en Gran Bretaña. Instruía: “retener las costumbres de los paganos, templos de ídolos...rededicados como Iglesias Cristianas y festivales paganos renombrados como aquellos de Santos Cristianos.” El Emperador Constantino enviaba ejércitos con la cruz y conmemoraba sus victorias con monumentos a los dioses paganos.

    Según la Enciclopedia Británica (edición 14, 1973) se suponía que Nimrod, nieto de Cam y bisnieto de Noé, nació en diciembre 25, fundó el sistema babilónico, un mundo apóstata grande y organizado; después de su asesinato, su madre-esposa propagó la doctrina de la supervivencia espiritual de Nimrod, que el pino, árbol de hoja perenne brotó de la noche a la mañana de la cepa de un árbol muerto como símbolo del surgimiento a una nueva vida de Nimrod. En cada aniversario de su nacimiento, ella declaraba que Nimrod visitaría el pino y dejaría regalos sobre éste. Ornamentos redondos, representaban la matriz, el sol y la luna eran colgados alrededor del árbol fálico, representaban la cópula entre la diosa madre Babilónica y su dios sol, hijo/esposo. 

   Alfred Carl Hottes en su libro, Los 1001 Hechos y Fantasías Navideñas, menciona una celebración invernal del tercer y cuarto siglos a.C., llamada Bacanalia y Saturnalia, con procesiones, cantos, velas encendidas, casas adornadas con árboles verdes, bebida, festejo, intercambio de regalos y desenfreno. Por su parte, en su libro Las dos Babilonias, Alexander Hislop analiza el beso debajo de un muérdago, una planta verde, parásita, con falsos poderes de sanidad pues lo consideraban como una rama divina.

     Según Mateo (2:1-2): “Después que Jesús había nacido en Belén de Judea, en los días de Herodes el rey, he aquí, magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo, ‘¿Dónde está aquel que ha nacido Rey de los Judíos? Porque hemos visto Su estrella en el oriente, y hemos venido a adorarle.’” Los sabios [magos] del Oriente dieron sus regalos al niño Jesús de un año de edad y no intercambiaron regalos entre ellos estando ante el niño Jesús. Adán Clarke explica que: “la gente del Oriente nunca se acercaba a la presencia de un rey sin un regalo en sus manos.” En los días del apóstol Pablo, los artesanos vivían de la venta de ídolos dedicados a la adoración de los dioses paganos y lamentaban que el evangelio alejaba a la gente de la adoración de ídolos en Jerusalén y en toda Asia, amenazando su sustento [Ver Hechos 19:23-34].  

    Grant, en su libro La Antigua Religión Romana, dice que el Senado Romano trató de eliminar la Navidad al matar a 7,000 celebrantes. Sin embargo, para mantener la alegría de las celebraciones, Julio César la reintrodujo, combinada con otro festival pagano, Las Calendas, del cual provienen muchas costumbres de la Navidad. Siglos más tardes, los calvinistas de Inglaterra declararon que observar el cumpleaños de Jesús era una invención humana, lo desaprobaron por su origen pagano y por los excesos a los cuales llegaban muchos de sus celebrantes. Cuando los puritanos llegaron al poder en 1642, los calvinistas predicaron contra la observancia de la Navidad, llamándola una práctica pagana. Según Mayme R. Krythe, en Todo Acerca de La Navidad “El Parlamento de Inglaterra declaró ilegal la Navidad junto con la pascua (Easter) en 1643.

    La Nueva Enciclopedia Internacional data que los Presbiterianos escoceses y los ingleses, rechazaban las prácticas religiosas navideñas. En 1659, trece años después de declarar ilegal la Navidad en Inglaterra, los Puritanos de Massachussets (los peregrinos) pasaron una ley que prohibió la Navidad, en lo que llegaría a ser Estados Unidos. Aún después de legalizadas las fiestas, los puritanos llamaban a la Navidad ‘El Día del Ídolo del Hombre Supersticioso’ o ‘El Día Festivo de los Viejos Paganos.”

   Según Alfred C. Hottes “Los Cuáqueros cerca de Filadelfia no eran dados a observar las fiestas, y en la Nueva Inglaterra la sola idea de la Navidad era desaprobada”; Robert H. Schauffler, en su libro, Navidad, dice que el puritanismo la rechazaba profundamente. La Enciclopedia Católica, detalla que, en las escrituras, solamente pecadores “celebran sus cumpleaños.” Costumbres paganas centradas alrededor del primero de enero celebraban “la Navidad.” La Enciclopedia Británica, de Compton, y la Americana añaden que “la costumbre del cristiano en general era celebrar la muerte de personas notables”. Cristo instituyó la Pascua del Nuevo Testamento como un memorial de Su muerte. 

     Se fabula que Papá Noel es San Nicolás, el santo patrón de los niños. Pero el Papa Pablo VI, en 1969, aprobó un reporte que refuta tal santidad. Papá Noel baja por la chimenea en relación con Herta, diosa alemana de la chimenea, versión de Isis, la hermana/madre “virgen” de Osiris. El trineo de Papá Noel emula al carruaje de Babilonia que lleva al dios sol por el cielo jalado por grifos alados [en mitología griega—criaturas con cabeza y alas de águila y cuerpo de león]. Las tarjetas de navidad datan de la década de 1846 y 1870. En la actualidad los comerciantes promueven la Navidad desde octubre, mucha gente se endeuda para adquirir regalos. 

     Las familias y los amigos se reúnen y festejan, en ambiente colorido, luminoso, acogedor, renuevan su gozo al recordar las bendiciones pasadas, al reconocer las actuales y esperar otras más. La buena voluntad y bondad aporta a vivir en paz y el mundo mejora con acciones humanistas. Pese a la adversidad, los cristianos agradecen a Dios que Jesucristo naciera en Belén y emulan Su vida de amor y bondad para vivir en una sociedad humanizada e inclusiva. Mateo 25:35-40 dice que cuando se alimenta, se viste y se cuida al menor de los hermanos, es como hacerlo para Cristo. Hay quienes dan dinero, comida, ropas y juguetes a familias pobres.

     El aprecio a los semejantes, cultivar amistades sanas, condolerse de los que lloran y brindar alivio a los que sufren, trae paz y descanso. El bullicio, los regalos y las reuniones no son pretexto para olvidar a los necesitados ni a los nuestros, se debe respetar, servir y amar a los demás, a quien lo necesite, sin publicitarlo o deducirlo de impuestos, también se agradece a las personas que nos acompañan, que se involucran en buscan soluciones a las necesidades y problemas del día a día en el estudio, en el trabajo y en la convivencia familiar, esperando que compartan y gocen con los suyos.


Santa Ana, El Salvador, 24 de diciembre de 2022.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, director del Grupo de Actuación Teatral de Occidente (GATO), licenciado en Psicología, y en Educación y master en Educación Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

UN DOCTORADO HONORIS CAUSA BIEN MERECIDO

 



Ismael García C.


Nos vemos sorprendidos cuando nos enteramos de que se otorgan doctorados honoris causa a personas que han tenido gran notoriedad social, poder político, un supuesto altruismo, o cuando simplemente se dan por razones diplomáticas u otras gracias sociales. A veces nos vemos ofendidos porque es tan obvio para quienes ejercen el pensamiento crítico que algunos de los que reciben la clase de doctorado en mención no tienen ningún mérito real para recibirlo, es decir, no lo merecen. Hay quienes han recibido hasta el premio nobel de la paz y se han dedicado a defender y acrecentar un sistema de injusticias y de atropellos a la dignidad humana, con visos de orden social y de respeto a los derechos humanos.

Pero también y muy escasamente, hay seres humanos que tienen un legítimo compromiso con el oficio que han decidido acometer en la vida, al cual se dedican plenamente con el sentido social que ennoblece una profesión que se vuelve de fe, de amor y de entrega con la causa de las grandes mayorías que han visto sesgadas sus posibilidades de compartir un mínimo de los beneficios de los cuales otros se apropian con todo descaro o con un disimulo que los encubre y los blinda de que la sociedad les pase factura por todos los beneficios inmerecidos de los cuales se apropian.

Al mundo de las artes, a las cuales el tinglado económico-político suele conferirle únicamente valor recreativo estupefaciente o de mercancía consumible o coleccionable, llegan muchos diletantes con alguna notoriedad pública que son convertidos en figuras moldeadas y sus obras son intervenidas tecnológicamente y cotizadas por los intereses mercantiles de industrias editoriales, estudios cinematográficos o de televisión, disqueras, galerías. Mientras tanto hay verdaderos artistas que, pese a sus obras de gran factura y mucho aporte al humanismo, que son mantenidos al margen, pese a la importancia de su pensamiento, de su obra y de su quehacer por aportar al saber compartido con un muy amplio conglomerado social que espera aluna obra que refresque su sentir y pensar, que le oriente a ser mejor persona, con mayor conciencia identitaria y social, con sentido espiritual.


Al margen han sido y son confinados autores literarios que como José Roberto Cea han dedicado toda una vida a ser escritores, cultivadores de la palabra que educa, a partir de la investigación autodidacta, de involucrarse en las necesidades sociales, de ver las carencias que por centurias ha padecido la población, que pese a contar con amplia producción y de que su obra ha gozado de reconocimiento en distintas latitudes planetarias no se les otorga el reconocimiento social que se merecen.

Años atrás, José Roberto Cea, haciendo gala de dignidad se negó a recibir un reconocimiento de una asamblea legislativa plagada de muchos diputados que solo veían sus intereses y se lucraban con el erario público. Hoy le ha llegado el turno a José Roberto Cea, de recibir un doctorado honoris causa de la Universidad de El Salvador, en ceremonia realizada en el auditorio de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, en la ciudad universitaria Dr. Fabio Castillo Figueroa. Ahora su vida de entrega, su trayectoria investigativa y su obra literaria ejemplar y aleccionadora de décadas en los géneros de poesía, dramaturgia, ensayo y narrativa, que le ha hecho merecedor a José Roberto Cea de muchos galardones, le ha permitido también, recibir un doctorado honoris causa bien merecido y sus seguidores nos regocijamos.



 

Santa Ana, El Salvador, 5 de diciembre de 2022.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, preside la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, licenciado en Educación, master en Educación Superior; y egresado de doctorado en educación. Trabaja en el Centro Escolar INSA y en la Universidad de El Salvador, Facultad Multidisciplinaria de Occidente