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jueves, 1 de marzo de 2018



MEMORIA DE UN ENCUENTRO ARTÍSTICO Y CULTURAL

Ismael García C.

En agosto de 1974 fundamos el Grupo de Actuación Teatral de Occidente, conocido por sus siglas como GATO, al cual se incorporaron jóvenes estudiantes de diferentes instituciones educativas, que se daban cita en el Círculo Estudiantil de Santa Ana como aprendices de las artes teatrales, iniciando desde ese entonces una agrupación independiente que buscaba representar a la zona occidental del país. Han pasado 43 años desde entonces y por disrupciones en el continuo o por razones coyunturales o monetarias muchos de los aniversarios no los hemos podido celebrar. Pero sí hemos podido convertirnos en la Asociación Gato para las Artes y la Cultura con personería jurídica autorizada por el ministerio de Gobernación.
Como asociación el día sábado 24 de febrero a las 2:30 p.m. realizamos un Encuentro de Arte y Cultura, en El Café que te conté, un servicio de cafetería y comida que emprendimos hace unos diez años, que aporta al sustento familiar pero también, en alguna medida, sirve para apoyar nuestro esfuerzo cultural. Es así que en la fecha señalada nos dimos cita con gestores y a creadores de arte de la comunidad santaneca y de comunidades vecinas, para dar continuidad a nuestra idea y esfuerzo de realizar encuentros coloquiales de intercambio de experiencias y muestras de nuestra producción y de ideas respecto de la teoría afín a nuestro quehacer, tal y como lo hemos hecho durante cuatro décadas de trabajo voluntario y no remunerado, impulsando no solo nuestro propia producción sino también la de otros creadores y gestores de arte y cultura en relaciones de intercambio con otras agrupaciones y movimientos del mismo carácter.
Nos honraron con su asistencia el master Roberto Gutiérrez Ayala, Jefe del departamento de ciencias sociales, filosofía y letras y coordinador de Maestría en Cultura Centroamericana con especialidad en Letras de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, y el master Francis Mejía Loarca de la sección de letras de la misma facultad. 
Francis Mejía habló de que años atrás presentó su tesis para licenciatura y que como producto escribió un Diccionario de Literatura, al mismo tiempo hizo referencia a su tesis para alcanzar el título de master, investigación en la que se evidenció que en la formación de licenciados en lenguaje y literatura abordan la temática relativa a la literatura salvadoreña solo en un uno por ciento. Habló también de Delito, condena y ejecución de una gallina, obra dramática del guatemalteco Manuel José Arce, la cual escenificaron en la FMOcUES, pero que se vio interrumpida por un espectador que se llevó a la gallina en el momento en que se realizaría la ejecución real de la misma, por cuanto mencionó que no tenía derecho a tomar una vida.
Roberto Gutiérrez quien participó en el taller literario Patria Exacta también ha incursionado en el teatro y expresaba que a partir de la necesidad evidenciada en la formación de futuros docentes e investigadores literarios, surgió la maestría en Cultura centroamericana y que en esa misma fecha en horas de la mañana había iniciado ese programa de posgrado, en relación al cual todo esfuerzo en la construcción identitaria en el ámbito cultural es de interés para la investigación. 
Hugo César Tobar Mena habló de sus estudios en el bachillerato en artes del Cenar, a inicios de los años setenta, época en la que el bachiller en artes se formaba simultáneamente como docente de artes, de tal manera que siendo él de la especialidad de artes escénicas fue contratado para la enseñanza de la danza, atendiendo entre otros a: docentes y estudiantes que acudían al Círculo Estudiantil, estudiantes del Instituto de Señoritas de la Medalla Milagrosa, Liceo San Luís, Instituto Politécnico de El Salvador, Colegio María Auxiliadora, el cantón Primavera, Ahuachapán, entre otros. Recordó que en los años setenta impulsaba un centro de promoción cultural que hacía un evento por mes para una membresía que daba una cuota voluntaria y después creo Cupinco, una academia de modelaje y danza. Refirió que ha podido vivir del arte, pero que se tituló en licenciatura en ciencias de la educación y trabaja en plaza docente de tal manera de garantizar su jubilación.
Se contó con la presencia de Miguel Ángel Sermeño, quien incursionó en su mocedad en la poesía y aprendió a pintar, actividad esta última a la cual actualmente se dedica y también a la enseñanza de dibujo y pintura desde la alcaldía municipal de Santa Ana y nos manifestaba que pese a que se mantiene activo casi nunca mantiene una de sus pinturas en casa.
También se hizo presente el licenciado en psicología y maestro de pintura en el Centro de Artes de Occidente, CAO, el pintor santaneco Rony Lester Herrera, quien también es curador. Recordó con humildad que se aproximó a la pintura en su adolescencia por primera vez siguiendo la actividad creativa de Ismael García, quien entonces estudiaba licenciatura en psicología, hacía literatura y teatro. Hoy Rony es un destacado pintor santaneco y nacional con proyección internacional y está recibiendo merecidos homenajes al igual que su hija una licenciada en psicología que también pinta y que trabaja en una universidad privada y el hijo que es un buen pintor y quiere ser escritor. Rony señaló que aunque vive y ha podido vivir de la pintura, la delincuencia lo ha afectado en sus ingresos y ha puesto en peligro a su familia y a sus clientes. Rony nos invitó a presentar pintura en una exposición en el marco de los festejos patronales, a la cual se incorporará también América Beatriz García, mi hija, quien también es abogada y notaria. 
También participó en la actividad Luz Marina Moreno, la administradora del CAO, quien aparte de saludarnos como una ex alumna e integrante de Gato, ofreció espacios de participación en las programaciones del CAO.
La jornada fue animada por Benjamín Alejandro Sandoval quien cantó y tocó la guitarra, la cantante Juanita López y la poeta Banesa Monterrosa, también hicieron su aporte artístico, ambas son estudiantes de Licenciatura en Ciencias de la Educación, también cantó Roque Galdámez quien es un buen gato desde los años noventa y además hace labor musical a través del grupo Dejavu. Ismael Alejandro García, mi hijo, quien es licenciado en educación  actor y  enseña artes y teatro de objetos, colaboró con el sonido y la programación.
Está participación activa de viejos referentes y nuevos referentes del arte y la cultura en la zona occidental contó con una audiencia participativa y agradable.
Estos esfuerzos no se hacen por vanagloria, para que me enaltezcan y agradezcan o solo para compartir un café con un público cautivo haciendo relatos de abuelos, sino que se trata de incentivar a otros a que asuman el relevo generacional de sumar esfuerzos a la creación y disfrute de lo nuestro, pues la globalización no nos llega en el sentido de las oportunidades sino de riesgos y sacrificios, imponiendo la neocolonización cultural, para que olvidemos aquello que nos da la razón de existir y que expresa muestra identidad personal y cultural, como parte de la humanidad.

Santa Ana, El Salvador, 27 de febrero de 2018.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, y en Educación y master en Educación Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.


MONÓLOGO DE LA TERCERA LLAMADA

Ismael García C.

Estoy aquí de pronto, corriendo hacia el escenario, desde donde conversaba distraído, soñando en mi vieja cama, en mi casa ajena, al lado de mi mujer por mí obsesionada y decepcionada, pero llamado a actuar en un gran salón popular, con un fondo de telones desteñidos, a improvisar, sin ropaje especial, con éste que no viene de un buen guardarropa, reconozco en la umbra del sueño que está viejo, gastado, deslucido, raído, ajado, como viejo, gastado, deslucido, raído y ajado me veo yo, sin ningún maquillaje en esta tercera llamada que me llegó de improviso.
Sin abrir mi equipaje, más que el de las vivencias del alma, este tercer llamado me hace hablar aquí, de prisa y sin pensarlo, en el entorno que atiende mi voz y mis desplazamientos.
En el naufragio de lo que soy recuerdo que en la adolescencia nos inspira el amor y todos los que estamos aquí hablamos de él. ¿Pero dónde quedó el amor imperecedero de la juventud? ¿Dónde está el mor que cultivaste? ¿Dónde?
Hoy vuelvo a soñar y estoy aquí otra vez, pero el verano ya pasó, se mezclaba en mi memoria la acción y el dolor de garganta que empezó en la noche anterior, el invierno se ha impuesto… llueve mucho, hace tanto tiempo que mi ventana dejó penetrar el frío.
Unos nos necesitamos a otros, hoy quizás mucho más que ayer, y por eso buscamos el amor en quien está muy lejos, no nos escriben una carta para leerla una y otra vez, en las frías noches e inviernos, son tan solo correos electrónicos, mensajes a menudo tan triviales en sus contenidos que trivializan la relaciones humanas.
Por muy lindo ropaje que se pongan las palabras de hoy, en este mare magnum, qué contar como el miserable poeta que soy, qué cantarle a los hombres y a las mujeres de hoy, qué cantarle a los niños, qué mirar para que otros vean lo que percibo, qué miran los jóvenes de ahora, qué sienten las personas.
Qué cantan las madres con dulce voz a los bebés de los futuros hombres y mujeres, que verán el mundo con sus propios ojos, sentirán y cantarán con su propia voz, especialmente en la soledad.
Muchos en realidad están solos, no solo parece que están solos, se sienten solos, cerrados y encerrados en sí mismos, enconchados de afuera para adentro, defensivos hasta el cansancio y aunque canten y rían, parece que están solos, tan solos que se hacen selfin, fotografía de uno mismo, tomadas por uno mismo. ¿Es que da miedo dar la cámara a otros? ¿No se puede confiar en nadie? ¿Es que no ha quedado nadie, alguien que responda a mi voz de poeta, que rompa los muros y mire desde su corazón a mi corazón agitado?
¿Me quedaré afónico hablándole a los rostros quietos y fijos de quienes se han quedado en silencio mirando mis ojos? Si cantamos alto desde un canto profundo, lanzado libre en el viento, nuestro canto podrá ser compartido por otros humanos con ansias semejantes, con nuestros mismos anhelos, con la timidez y la desconfianza que nos imponen los años de esperanzas y decepciones, de anhelos y temores, con un suspiro que alivia la represión de más de quinientos años.
Mi pequeña huella no vuelve, tan solo queda un sendero de penas, que nos muestra la angustia de Dios en un dolor que es nuestro, donde las aguas marinas cantan la canción de la soledad, de estar solo en público, que Konstanislavki más certero, ¿cómo se le habrá ocurrido su teórica soledad que se traduce sin personificaciones en casi un vacío total?
Hasta el agua profunda nos arrastrará este maremoto que nos deja la huella de sal. Yo sigo soñando como ayer pero ya no puedo despertarme tan temprano como me despertaba antes, pero hay que mantenerse despierto para no dormirla, para no perderla, para seguir adelante en la vida y con la frente por delante, bien levantada, con todo el orgullo de quien se sabe importante al menos para su familia, en la medida en que se dio la vida y dio su vida por otros.
¡Ay Dios del que no! Ese sí que se va a ir directo al infierno, no importa cuántas misas se paguen o cuanto falso testimonio rindió.
Mientras unos repiten monótonas letanías, rumian pareceres trillados, repetitivamente cacofónicos, redundantes, tautológicos hasta el tic… otros soñamos caminos, viendo en la tarde las colinas doradas, los verdes llenos de ecológica vida, las rosas, los geranios y las pascuas rojas y blancas, los árboles frutales, el maíz, los maquilishuat de nuestro país y las ceibas que sostienen el mundo.
A vos te brindo mi voz, te entrego mis versos desgajados, el fruto marchito de mi ser, para que retomes la semilla del árbol añoso, para que con ellas produzcas mejores flores y frutos. A ti te pertenecen mis versos, el escaso trabajo de toda una vida, mi poco actuar, mi mal pintar, queda en deuda musicalizar con el sonido de la transformación social, pero no mi vivir… aunque debí vivir más y mejor, pero me acompañó el amor.
No soy tan alto como quise ser, pero el camino me llevó hasta donde Dios me dejó llegar. Mamá y papa se quedaron en su propio atardecer y en su otoño, no viví como ellos hubieran querido que viviera, ni como mis hermanos quisieron, ni como mi mujer quiso, ni como mis hijos quisieran, viví al margen como la mayoría suele vivir, buscando manifestar mi identidad y la identidad de mi país, con un mundo que tuvo los mismos colores de todo el mundo, aunque me quedé aquí y nunca llegué más allá de donde mis ojos alcanzaban a ver el horizonte, pero aun así vi mucho más.
A esta edad, sin mucho porvenir, lo que queda es reconocer que la vida es corta como siempre nos dijeron, como nos dicen ahora y hay que vivirla plenamente, a pleno pulmón y a plena sangre.
No nos quedemos esperando una oportunidad, esa llega cuando uno menos se lo espera, pero hay que estar atentos para verla pasar, la puerta se abre para los que entienden cómo hacerlo, y no se trata de cualquier puerta, solo hay una puerta que nos corresponde aunque las opciones sean muchas, la vida continúa aunque no sigamos acá, pero dejemos huella, juntemos nuestras manos, nuestros sueños, nuestros pasos, nuestras voces, unidas unas a otras, fundidas como una histórica y magna voz que pide justicia, la exige para todos, con todo derecho, con todos los decibelios y una multitudinaria convicción, Justicia, libertad, solidaridad. Que nuestro canto suene y resuene hoy como ayer, y que siga resonando mañana tan alto como se pueda.
Que tus sueños se iluminen y se realicen como estos locos e incontrolables sueños míos, que me expusieron a regaños, a burlas y a descréditos, mas siempre me llevaron hasta el fantástico mundo de la creación. Explora tu mundo, escríbelo, recorre el calendario sacándole provecho a cada día y no te importe el qué dirán si practicas la autodeterminación colectivista, y eso es pensar y actuar para los demás y por los demás, aun cuando por ahora no te lo agradezcan. Lo importante es que seas tú sin estar a la moda, sin ser metrosexuales o chicas fashion. Se trata de ser y no de tener.
No permitan que los maltraten, aunque tengan el cuerpo y el corazón contrahechos, aunque nunca hayan poseído belleza o riqueza o que ya no la posean, aunque ya estén marchitos, desvencijados, no pierdan su dignidad. Sigan adelante con el ímpetu de la juventud aunque se esté fugando de sus vísceras, de sus músculos, de su piel y de sus cabellos.
Gigantes de la experiencia son, no bagazo de fruto exprimido. Mientras puedan aguanten y suban la cuesta aunque cambien de velocidad para no fundirse. Pónganle doble cañuela al radiador, inventen lo que quieran, improvisen, pero no se detengan, sigan a toda dignidad y en pleno vuelo.

Santa Ana, El Salvador, 17 de julio de 2015.
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Jorge Ismael García Corleto es escritor, director del Grupo de Actuación Teatral de Occidente (GATO), licenciado en Psicología, y en Educación y master en Educación Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.


NUESTRO ARTE Y NUESTRA CULTURA

Ismael García C.

Nuestro arte y nuestra cultura no surgen en el vació, ocurren en un espacio, en un territorio y en un tiempo específicos, con antecedentes y referentes previos, en medio de una población, de una comunidad que forma parte de ese territorio aunque este último sea virtual.
Territorio es una porción de espacio perteneciente a una nación, región, provincia. Según Rafestin (1983) “el producto que resulta a partir del espacio por las redes, circuitos y flujos proyectados por los grupos sociales. El territorio es generado a partir del espacio y resulta de la acción de los distintos agentes, desde el estado al individuo, pasando por todas las organizaciones pequeñas o grandes.
Según Lefebre el espacio es la prisión original y el territorio es la prisión que el hombre se proporciona. El término territorio hace también referencia a la noción de límite, la cual explica la relación que mantiene un grupo con una porción del espacio. La acción de este grupo genera la delimitación. Se pertenece a un territorio que posee fronteras.
Los creadores de América Latina, como los de otras regiones crean a partir de sus experiencias y en su obra influyen: el medio ambiente, las costumbres, la manera de ser y de pensar, sus raíces y su pasado. Es más universal quien más local es, pues el conocimiento de lo propio no limita, por el contrario da el marco referencial para saber y valorar qué somos y que no somos.
Se requiere un arte rico, múltiple y variado, afín a lo que se hace en Europa o en los Estados Unidos, pero con características propias: la variedad es riqueza si un artista crea pensando en su “territorio”, su lugar específico creado con sus costumbres, con sus valores, con su forma de ser, y ese substrato se articula a las circunstancias históricas, políticas y sociales. Las fronteras del arte no se corresponden con las fronteras físicas o políticas. El arte como cualquier otra expresión cultural tiene las suyas, que suelen estar dadas por el significado profundo de sus productos.
Las categorías planteadas por Panowsky mantienen vigencia en el estudio y análisis de la obra de arte, pues el arte se produce en un tiempo y en un lugar. A nivel teórico en los últimos años con la supuesta explosión del arte latinoamericano se ha pretendido afirmar que los conceptos de territorio, frontera e identidad no tienen sentido, a partir de la invasiva globalización mundial. Existe un mayor interés hacia un determinado grupo de artistas. El arte es una de las formas de conocimiento más completas que existen, no puede ser superficial, pero un determinado arte “globalizado” muy poco podría enseñar, porque no tendría asideros.
Pero en América latina más de ciento cincuenta millones de personas están mal informadas pues los medios están en manos de monopolios. Sin las mismas posibilidades y recursos no se generaliza la “sociedad del conocimiento”. Los centros hegemónicos plantean que los nuevos creadores latinoamericanos no tienen fronteras, pero los museos, las galerías y los comisarios o curadores deciden a que creadores destacar o silenciar y los van confinando dentro de un compartimiento estanco, pero globalizado, de obras cuyas características no permiten precisar un territorio. Muchos curadores que pretenden configurar nuestra historia del arte no conocen la realidad de nuestros países, la lucha cotidiana de crear en condiciones precarias.
En muchas de las exposiciones de arte latinoamericano efectuadas en Estados Unidos y Europa se muestra a América Latina como un todo unitario, sin matices. Pero como señala Ivo Mesquita, Latinoamérica no comprende una identidad única, sino que en ella conviven por lo menos seis grupos culturales diferentes: Amazonia y el caribe (Venezuela, el norte de Brasil, el este de Colombia, las Guayanas y el Caribe), El Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil) el Grupo Andino (Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia); México, Centro América y el Nordeste Brasileño. Son muy conocidas las clasificaciones de Marta Traba y la del sociólogo brasileño Darcy Ribeiro y hay más que refuerzan que lo latinoamericano como tal no existe.
Los artistas Latinoamericanos de hoy participan, conocen y trabajan en un entorno internacional y sus preocupaciones ya no son las de  generaciones previas, en territorios donde ha ocurrido una de las mayores mezclas y sincretismos de gentes, culturas y tradiciones. Para referirse a América Latina se debe de tener en cuenta las particulares situaciones en las que se vive, sin olvidar los condicionantes históricos, las múltiples inmigraciones y su entorno geográfico.
Muchos de los artistas latinoamericanos que crean en sus lugares de origen, han sido conocidos hasta que participan en eventos internacionales en la metrópoli, muchos de ellos viven en continua adaptación, lo que enriquece y amplía su perspectiva, al confrontar y al mismo tiempo tener la posibilidad de un arte al nivel del centro, de poder hacer valer su arte no en una subcategoría por el hecho de tener el calificativo latinoamericano.
Algunos artistas trabajan en territorios de las identidades, personales e íntimos, en las regiones de los deseos, del sexo, del feminismo y de la homosexualidad, de la miseria, de la soledad, de la violencia, del terror y de la muerte, de las minorías, de la religión y del racismo.
El enfrentarse al arte a través y por el cuerpo muestra la gran variedad de lenguajes en la época de mayor libertad que ha vivido el mundo del arte como lo señala Arthur Danto en su libro Después del fin del arte. Estos artistas aportan su lenguaje, su conocimiento, su historia, su cultura, su religión, sus creencias en un período de construcción y de deconstrucción del cuerpo.
Algunos creadores plásticos han utilizado su obra para incidir, mostrar, denunciar, concienciar sobre alguna situación socio política.
Otros artistas muestran en sus obras la cultura popular de su comunidad, sus costumbres, actitudes, memoria, gustos, recuerdos de su niñez, la imagen de los abuelos, de la familia, y de sus vecinos.

Conclusiones

No hay características definitorias, taxativas,  que permitan ubicar una obra en un país o en un territorio, pero todos los artistas crean a partir de lo que conocen, de su realidad, su cultura, sus ancestros, cada artista es un mundo y se ve obligado a enfrentar la comercialización del arte bajo la óptica de la generalización, y la incidencia del comercio en su homogeneización, lo que a su vez altera y sustituye las expresiones comunales, por expresiones estereotipadas y chauvinistas.
 Las identidades aun si los artistas las reflejen en sus obras son excluidas por la crítica actual y los discursos de los museos y de los curadores.
Las políticas de internacionalización del arte deben sustentarse en el conocimiento de nuestras realidades y con la participación directa y activa de quienes viven y trabajan en estos países.

Santa Ana, El Salvador, 26 de febrero de 2018.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, y en Educación y master en Educación Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.