ENCUENTRO INTERGENERACIONAL DE ARTE Y
CULTURA
Ismael García
C.
La
actividad que hemos planificado y efectuado por primera vez, se realizó como un
esfuerzo cohesionador, de acercamiento sin compromisos políticos proselitistas entre
las personas que forman parte de un sector social que se mantiene disperso,
pero que es muy activo en cuanto a la producción de imágenes artísticas propias
o a la recreación de otras y en contacto con la comunidad, a través de quienes
se vuelven participantes directos como público o indirectos cuando llegan a
enterare de estos acontecimientos.
Quienes
acudimos al encuentro nos dimos cita en un restaurante ubicado en la segunda
calle poniente, entre la catedral de la ciudad de Santa Ana y el parque
Menéndez, se trata de hombre y mujeres mayores, señoritas y caballeros jóvenes que
se dedican a la labor poética, a cantar, a tocar instrumentos musicales, a
actuar, a dibujar y pintar. Incluso acudieron niños que observaron, dialogaron
y comieron en un ambiente limpio, ordenado, agradable y acogedor.
Se
trataba y se trata de reunir al menos
por unas horas a los jóvenes aristas y trabajadores de la cultura de ayer, a los
que aún seguimos esperando el turno de un reconocimiento social digno de la
tala de nuestra labor, de nuestra trayectoria sostenida en el tiempo por lo
general sin más recursos que los propios y sin más tiempo que el marginal, en
el que le quitamos a nuestro descanso, a nuestra familia y a nuestra salud,
embebidos en nuestra entrega a una causa sin mayores estímulos que los
aplausos, los agradecimientos y algún refrigerio o colaboración cuando bien nos
va y sin contar, llegado el momento, con seguridad social o con fondos de jubilación
aunque nos llegue la edad del retiro, pues es muy difícil en nuestro país que
un artista o un gestor cultural viva de lo que más le gusta.
Se
trata también de que los jóvenes que están trabajando hoy en el mundo del arte
y la cultura en este pequeño y limitado espacio nacional tengan un momento de
contacto con los artistas y trabajadores de la cultura popular más
experimentados, para que reflexionen sobre lo arduo y tesonero que debe ser su
propio esfuerzo creativo o de gestión y
que tomen en cuenta el valor preventivo que el arte tiene con respecto de la
violencia, de su capacidad terapéutica, estética, ética y social.
El
artista no debe limitarse a satisfacer necesidades no solo personales en el
sentido de una economía de subsistencia, de expresiones de necesidades e
inquietudes personales, sino también en función social, en razón de aportar y
fortalecer a nuestra identidad en el sentido cultural salvadoreño, para aportar
a la educación y al desarrollo de nuestra localidad, de nuestro país y de la
región del mundo en la que nos ha tocado vivir y convivir, a partir de nuestras
propias vivencias y experiencias, teorizando no solo sobre las experiencias y
los cánones teóricos sobre las artes surgidos en otros contextos, producto de
la reflexión sobre la realidad cultural que le tocó vivir a los grandes
predecesores del arte, lo cuales en ningún momento deben ser desdeñados, pero
es nuestro deber tropicalizarlos y actualizarlos, es decir, hacerlos nuestros y
que se posibilite el cumplimiento de su función en nuestra cultura, sin caer en
verlos como figuras mesiánicas poseedoras de la verdad absoluta ni caer en posturas
malinchistas.
Por supuesto que llevar a cabo un encuentro como este al cual me refiero
en estas notas implicó una preparación previa, trabajo y gestión para coordinar
un plan de trabajo, contar con caballetes aunque fueran prestados, transporte,
equipo de sonido y una inversión para costearse llamadas telefónicas, tarjetas
de invitación, diplomas enmarcados y almuerzos. Debo destacar que el monto económico
fue gestionado por jóvenes de cuarto año de la carrera de Licenciatura en Ciencias
de la Educación de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la
Universidad de El Salvador, todos ellos muy activos y que a su vez involucraron
a otros jóvenes, perseverantes y con
inquietudes para las artes como ellos y dispuestos a costearse su almuerzo.
No acudieron algunos de los
invitados que esperábamos, ni invitamos
a algunos porque la red social real hay que construirla o reconstruirá,
pero una cincuentena de personas acudimos al encuentro y debemos de reconocer
que quedamos muy satisfechos de los resultados.
Hacer
posible que estos encuentros de carácter popular, bien presentables y a la vez
con un buen decoro y sensibilidad estética tengan continuidad requerirá más esfuerzo y nueva gestión, pero
valió la pena el resultado. Es el primero y el único que se conoce hasta ahora
en nuestra ciudad, como expresaba el psicólogo y pintor santaneco Rony Lester
Herrera, quien reconoció que se acercó al evento con dudas, pues en general
tendemos a trabajar separados, como si no viviéramos en la misma ciudad o como
si nos conociéramos desde mucho antes; este artista declaró sentirse bien
recibido y junto a él su familia de pintores y de profesionales en formación o
en sus primeros pasos y espera que este encuentro no será el último.
Por nuestra parte, hemos convenido como miembros de la Asociación Gato
para el Arte y la Cultura, quienes somos aprendices de profesionales, de
gestores cultuales y de artistas de toda la vida, y que también somos una familia,
que le daremos continuidad a este esfuerzo y, por de pronto, pensamos realizar
una actividad de acercamiento un tanto más privada con la vieja generación de
artistas y trabajadores de la cultura que conocemos para no perder los
contactos y preparar condiciones para un nuevo encuentro ampliado.
Santa Ana, El
Salvador, 11 diciembre de 2017.
……………………
Jorge Ismael García
Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la
Cultura, licenciado en Psicología, y en Educación y master en Educación
Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad
Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.
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