FORMACIÓN Y PROFESIONALIZACIÓN CON VALORES
Ismael García C.
Han ocurrido muchos cambios sociales, políticos,
económicos, culturales, en educación, en la
noción de inteligencia y otros hasta llegar a la sociedad posindustrial, o
sociedad del conocimiento, con avances tecnológicos sorprendentes. La educación
sin filtros clasistas ayuda a comprenderse a sí mismo y al mundo, a cultivar
talentos, y a desarrollar un sentimiento de identidad cultural con juicio
crítico -con la cultura como conjunto de saberes y haceres. La enseñanza propicia
conocimientos y valores, modifica las capacidades de acción personal y social que
permitan ampliar y profundizar la formación, en las mejores condiciones, hacia una
vida plena en el siglo XXI.
Putnam
(1988) subraya la importancia de los valores epistémicos para la ciencia y que se
asocian a los conocimientos disciplinares. La Ilustración y la revolución industrial
crearon un modelo de inteligencia y conocimiento positivista de ciencias basadas
en hechos objetivos y certeza. Los procesos educativos transmiten información,
contenidos y aspectos axiológicos. En la medida en que los educadores y los estudiantes
practican e interiorizan los valores epistémicos (objetividad, veracidad, imparcialidad,
coherencia, responsabilidad social) y otros como los morales (amor, bondad, honestidad, fidelidad, rectitud, paz),
deontológicos (libertad, independencia, respeto, responsabilidad social, justicia,
igualdad, tolerancia, solidaridad) sociales (altruismo, tolerancia, cooperación,
solidaridad, empatía, sinceridad, discreción, diligencia) y estéticos (belleza,
nobleza, heroísmo, gozo) la educación se cualifica. La creatividad se refiere a
encontrar otras opciones y no solo artísticas, y el arte no está anclado al
romanticismo del s. XIX, como expresión de sentimientos y recreación sin
utilidad económica. La educación en valores estéticos aporta a la formación de los
futuros científicos.
La
baja motivación y el escepticismo afectan a muchos docentes ante la crisis
educativa, económica, social, política y cultural. Pero hay individuos docentes
que y grupos de innovación educativa, que en el día a día mejoran su práctica
docente. Se requiere trabajo en equipo para afrontar la complejidad de los
problemas que supere el divorcio disciplinar y el individualismo. Conviene que
los claustros de profesores planteen proyectos educativos contextualizados, que
cultiven el pensamiento, la reflexión y la crítica.
Compromiso
escolar es el grado de implicación del estudiantado con la escuela que
determina sus resultados académicos, es decir, la calidad del vínculo creado en
torno a su aprendizaje y su formación académica (Trudo et al., 2021). El
compromiso es un concepto fundamental para comprender el desenganche escolar
(Fernández, 2017), entendido éste como la participación escolar rutinaria en un
marco de obligatoriedad (Jang et al., 2016). El compromiso académico ayuda a los
aprendizajes, es importante evaluarlo para comprender los trayectos formativos
(Archambault y Vandenbossche-Makombo, 2014). El estudiantado se adapta a
diversas situaciones, como a cumplir normas escolares, instrucciones del
profesorado, su interés académico, lograr el aprendizaje, entre otras. (Zamudio
y Reyes-Sosa, 2021).
El
estudiantado con compromiso alto tiene mayores autoestima y responsabilidad escolar,
mejor comportamiento, menos ausentismo (Ochoa-Angrino et al., 2018), mejores
resultados académicos (Gutiérrez et al., 2017), satisfacción escolar (Gutiérrez
et al., 2018) y motivación por el aprendizaje (Chiu, 2021). El abandono escolar
temprano resulta de experiencias de disminución del compromiso con los estudios
(Romero y Hernández, 2019). La desconexión conductual del alumnado con la
escuela se evidencia en que disminuye sus tareas, sus actividades escolares,
participa menos en el aula y tiene problemas de disciplina (Miranda-Zapata et
al., 2018). Los estudiantes en desconexión emocional (hacia la escuela,
maestros o compañeros) muestran emociones negativas (estrés o miedo), malas
actitudes y tienden a abandonar los estudios (Ochoa-Angrino et al., 2018). Se
debe propiciar espacios y cercanías que frenen del abandono escolar.
La
dimensión conductual del compromiso escolar comprende: conducta positiva en el
aula (concentración, atención y cero conductas disruptivas), la participación
en tareas académicas (esfuerzo) y la participación en actividades relacionadas
como las artísticas o deportivas (Sinatra et al., 2015). La dimensión cognitiva
del compromiso se basa en la inversión y el esfuerzo del estudiante para aprender
(Lara et al., 2018). El compromiso cognitivo refiere al aprendizaje
autorregulado o estrategias metacognitivas (Corchuelo et al., 2019). La
dimensión afectiva se refiere a las actitudes y afectos del alumnado - interés,
curiosidad, entusiasmo, felicidad y gusto- por la escuela, las materias, las clases,
las actividades escolares (Ochoa-Angrino et al., 2018). Se requiere la ausencia
de emociones negativas (angustia, ira, frustración, ansiedad y miedo) (Jang et
al., 2016).
El compromiso
escolar es un metaconstructo en el que comportamiento, emoción y cognición se
interrelacionan dinámicamente (Reschly y Christenson, 2012). El compromiso
escolar puede enfocarse desde las experiencias internas del alumnado, durante
la escolarización, así como desde las variables contextuales (Miranda-Zapata et
al., 2018). El compromiso escolar responde a la interacción dinámica entre el
estudiantado y el contexto educativo (Rigo, 2020). El contexto social es clave
para el desarrollo del compromiso escolar -el apoyo de docentes, condiscípulos y
parientes. El contexto escolar influye en las tasas de permanencia y graduación.
Tomás et al. (2016).
Se ha transitado
de la modalidad de enseñanza-aprendizaje presencial al mediado por la
tecnología (Chiu, 2021). Hay factores que provocan la disminución del
compromiso escolar en el aprendizaje en línea: la sobrecarga de actividades
académicas, la presión de la evaluación, la percepción de falta de relevancia
del aprendizaje y la no presencia física del profesorado. Multiplicar la
eficacia educadora de los conocimientos disciplinares en la enseñanza en red requiere
de acciones coordinadas para lograr mejores resultados.
Santa Ana, El Salvador, 26 de noviembre de 2023
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Jorge Ismael García Corleto es escritor, preside la
Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología,
licenciado en Educación, master en Educación Superior; candidato a Doctor en
Educación. Trabaja en el Centro Escolar INSA y en la Universidad de El
Salvador.
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