Ismael García C.
Respecto a las
incertidumbres en que vive el personal docente
contratado para dar clases costeadas con fondos CDE, en los Centros Escolares, como lo es la
institución en las que muchos de nosotros trabajamos, cabe destacar que en varias
ocasiones la contratación de ellos obedece más al capricho de quienes llegan al
CDE y de otras personas que ostentan autoridad, quienes a partir de sus
intereses personales, aprueban contrataciones por amiguismos, compadrazgos,
nepotismo y otros a quienes probablemente se les paga favores personales o de
otra índole.
Mientras tanto, aquellos
docentes que han tenido un desempeño comprobado, de buena calidad, con sentido
ético, probos, pese a su humildad, a su escasez de recursos económicos y a un estatus social que
no les favorece, en un sistema que aunque se diga que es equitativo, ubica como
de menor importancia a las personas en desventaja social, se les irrespeta la
dignidad y se mantiene en zozobra a esas personas que trabajan bien y que temen
por el bienestar económico y social de su grupo familiar. Cuando estos docentes
desafortunados se encuentran con esos personajes incrustados en los CDE, quienes
atropellan el sentido académico y el honor de otros, porque privan más los intereses
personales, se ven en inestabilidad laboral y con ingresos deficitarios; de
hecho, cuando en algunas ocasiones se ponen personas inadecuadas a realizar
trabajos para los que no están bien preparados, como es el caso de la docencia,
se afecta mucho más la educación y la economía.
La verdad es que todos los
que participamos en los Centros Educativos somos responsables, en alguna medida,
de este tipo de atropellos. No se trata de hacer señalamientos específicos o de
etiquetar a las personas que representen esa negatividad, más bien se trata de abordar
de manera seria y responsable los intereses de los sectores que representan
quienes forman parte del CDE, de tal manera que pueda hacerse una selección más
cuidadosa de quienes tienen posibilidades de llegar a estas estructuras de toma
de decisiones institucionales, para que no lleguen personas que andan pensando
más en sus beneficios que en el beneficio de los demás compañeros; y muchas
veces estos oportunistas, que deben ejercer la representación, se olvidan que
están puestos ahí para velar por los derechos del sector representado sin
desmedro del interés público general, como que si fuesen de los muy abundantes
ejemplos de los diputados salvadoreños que olvidan que se deben a los
representados, y que deben velar por el interés de los sectores no en términos
de lucrarse, sacar prebendas y otros beneficios sino que en el interés que se
marche institucionalmente con la debida responsabilidad, eficiencia y con un
buen servicio público que nos haga sentirnos orgullosos de trabajar en
instituciones de la categoría en la que trabajamos nosotros.
Finalmente, esperamos que sean
simples rumores, que una vez más circulan en pasillos y los comentarios que se
registran en las redes, respecto de asignación de plazas a docentes que no las han
ganado legalmente, como el que se refiere a que compran con un mes de salario
el derecho de ser nombrados, afectando a quienes cumplen las normativas.
Santa Ana, El Salvador, 28 de febrero de
2019.
……………………
Jorge Ismael García Corleto es escritor, presidente de la Asociación
GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, y en Educación y
master en Educación Superior; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA
y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El
Salvador, en Santa Ana.
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