Fuimos sometidos por exploradores e invasores foráneos,
a quienes ahora se les olvida su pasado
depredador,
la depauperación ha durado centurias
en este sufrido y esquilmado país,
esta pequeña región que antes fue Cuscatlán,
con una cultura propia afín a la
naturaleza,
y que ahora es El Salvador,
tras la hibridación cultural impuesta
nos mantuvo a merced de pueblos
extranjeros
de las decisiones monárquicas y
coloniales.
Si acaso mantienen esas viejas prácticas
con un neocolonialismo posmoderno
con ropajes de asistencialismo y
humanismo.
eso ellos mejor que nosotros lo sabrán,
tanto conocimiento y experiencias
acumuladas
generación tras generación
les permiten hablar de prácticas
democráticas,
que ahora aconsejan,
aun atropellando los derechos de otras
naciones.
¿Quién da la receta y se queda sin la
medicina?
¿Quiénes recurrieron a la tortura
para combatir a los que pensaban
diferente?
¿Quiénes hablan de no perder la cabeza
por lo cambios
y en su pasado guillotinaron a sus adversarios?
¿Cómo se respetó la vida y el temor a
Dios
cuando la cruz se transformó en espada?
Aquí solo está el país cuyo nombre nos exalta
El Salvador, que recuerda al mesías de
los cristianos,
un pueblo que trabaja y lucha por el
bienestar general,
su autodeterminación como país,
sin permitir saqueos internos ni
externos,
rechazando la inequidad en el acceso a
recursos,
a la salud, a la seguridad, a la
justicia.
Ahora quieren imponernos su teatro
Su guion con amplias didascalias
porque nuestros parlamentos son nuevos,
pero este es nuestro escenario
y actuamos nuestra historia.
Ismael García C.
5 de mayo de 2021
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