ENTRE BASTIDORES
Ismael García C.
El
año anterior, 2020, el día mundial del teatro fue un acontecimiento que no
conmemoramos, pese a que teníamos programado ese y otros eventos que fueron
truncados, pues la atención la teníamos focalizada en la abrumadora noticia de
estar confinados en nuestros hogares o en salir a la calle a enfrentar la muy
dura realidad de la crisis de salud a nivel mundial, una pandemia que se dijo
inició en China y se extendió a saltos de continente a continente, de manera
vertiginosa, arrebatando miles de vidas humanas que después se volvieron
millones.
Así es que ese 27 de marzo de 2020 no
pudimos hacer nuestro humilde evento para la conmemoración de tan importante
día, para quienes, desde mínimos aportes hemos contribuido a sostener la
experiencia desde nuestra tímida dramaturgia, nuestros talleres o montajes y
presentaciones del más bajo presupuesto en el intento de seguir expresándonos y
de mantener vivo el teatro, a nuestros seres queridos y amigos, a la humanidad
toda, incluidos nosotros mismo.
Nos vimos obligados a seguir en el empeño
de ganarnos la vida desde la distancia, enfrentar nuestro analfabetismo en la
virtualización de los procesos laborales, educativos y de comunicación en
general, para aquellos que llegamos después de la medianía de la edad a
maltratar alguna computadora, a pasarnos años después del habitual teléfono
móvil “frijolito” a una telefonía con aplicaciones informáticas, que no tenemos
el hábito de revisar permanentemente cada mensaje que nos llega por cualquiera
de las vías y medios de la comunicación informática, pese a que nos permite
estar en mayor contacto con nuestras familias, muestra millones de experiencias
vividas por individuos y poblaciones enteras, pero que muy poco nos deja a los
que ya llevamos más de medio siglo de transitar por territorios físicos, para
conocer al menos un poco más de la realidad de nuestro rinconcito, de nuestro
contexto y de nuestro mundo interno.
No quedó más salida que asomarnos al mundo
tímidamente, a riesgo de quedarnos en el camino antes de tiempo o de seguir
aislados, aunque las puertas físicas y las fronteras se abran como antes de la
pandemia, con la limitante de siempre que el que nada tiene casi a nada
realmente importante puede aspirar, un poco más que le garantice mejores
condiciones de vida humana con derechos plenos y no solo obligaciones.
De
hecho, gatos atrapados éramos y aún somos. Y así, mediante un video que
llamamos Gatos atrapados en la Red, editado por un comunicólogo, a
partir de tomas realizadas con teléfono, teatralizamos parte de esa realidad
que nos duele, pero que muy pocos han visto, en una población mundial que cada
vez se asoma menos al disfrute de la palabra escrita, de la literatura y busca datos
y placeres al instante, juegos interactivos que le roban horas a la experiencia
vital de compartir con los demás,
sucedáneos que son como un refugio, un dulce, un chicle que a tiempos
perdió sabor o una aspirina o un antiácido, cuando no un laxante.
En este año 2021 conmemoramos el Día
internacional del Teatro, desde nuestra casa y con poca asistencia, por
bioseguridad y en cumplimiento de normas, pero ávidos de compartir un saber, un
sentir, una experiencia que muestre una vez más la importancia de ponerse en el
lugar de otros, de comprender desde adentro el personaje que cada quien es,
cree ser o representa, para acercarnos a la persona humana, con múltiples
contradicciones, con conflictos, Pero esa es la vida real y ese es el teatro,
surge de contradicciones y eso da el dinamismo, eso mueve la vida y lleva a los
cambios.
La función social del teatro es mostrar la
vida y provocar no solo sentimientos sino también reflexiones, las que, por muy
revisadas, por muy reescritas, por muy ensayadas, por muy bien apoyadas
técnicamente y publicitariamente estén nunca serán perfectas. Pero esos
esfuerzos y productos de la labor humana intencionada, nos plantean y enfocan
problemas con apoyo en diversos saberes y formas de hacer: filosóficos, ideológicos, culturales, científicos y
tecnológicos múltiples simbologías artísticas, tendencias de toda índole, en
una síntesis que cumple objetivos cognitivos, estéticos y éticos, involucrando
el dinamismo que la realidad tiene y provoca, que el humanismo enfoca, que el
dramaturgo recrea, que el director planifica escénicamente con el apoyo de los
técnicos y que los actores encarnan.
Este año 2021, en que las vacunaciones
contra el virus han iniciado y las vacaciones de verano son publicitadas
coincidiendo con la semana santa, persistimos en el esfuerzo, compromiso y
placer de seguir provocando la creatividad, inconformes, ejerciendo el derecho
de practicar el pensamiento crítico, con aspiraciones de cambio pese a nuestras
debilidades para legarles a los sobrevivientes de la tragedia real y a las
futuras generaciones el mundo mejor que
se merecen y para ello tenemos que ejercer y disfrutar la libertad de reflejar
la realidad con las diferentes simbologías de las artes. Y continuamos una vez
más escribiendo y movilizando conciencias y personas para mantener vivo el
teatro y la reflexión sobre nuestro papel en la transformación del mundo.
Santa Ana, El Salvador, 27 de marzo de 2021.
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Jorge Ismael García
Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la
Cultura, licenciado en Psicología, licenciado en Educación, master en Educación
Superior; y egresado de doctorado en educación, trabaja en la docencia en el
Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la
Universidad de El Salvador, en Santa Ana.