Ismael García C.
Los medios de comunicación tradicionales, que pertenecen a poderosas e influyentes familias y corporaciones, han caído en descrédito e inestabilidad, pues han comprometido su calidad editorial y periodística al gozar de jugosos contratos con el Estado, de servir a poderosos intereses corporativos y de grandes empresarios, que los sostienen con la publicidad comercial. Tales medios impresos, televisivos y radiales son cuestionados debido al tratamiento que dan a abundante información sin objetividad ni imparcialidad, incluso llegan a publicar noticias falsas, lo que beneficie a sus patrocinadores, o dan exigua atención a las posturas políticas, a la expresión de ideas y al hacer de aquellos a quienes no les reconocen relevancia social, la cual solo se la atribuyen a la elite y a sus acólitos. De tal manera que, para los medios tradicionales las fuentes oficiales son las desacreditadas Asamblea Legislativa, la Fiscalía, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, ciertas universidades y los tanques de “pensamiento”.
La falta de credibilidad de la radio, la televisión y los periódicos de mayor tiraje, lleva a que se confíe más en los medios independientes que buscan crear opinión pública local y desarrollar en sus lectores una identidad y pertenencia, los cuales subsisten principalmente gracias al aporte de sus propios fundadores, pero también pueden realizar algunas alianzas con pequeños comerciantes y emprendimientos. El resto solventado a partir de venta de publicidad y mediante donaciones. Si un proyecto periodístico se vuelve insustentable pasan a potenciarlo solamente en sitio web. Se suman colaboradores en funciones de reporteros o en aspectos técnicos.
La conectividad virtual que permite informarse respecto de acontecimientos casi al instante reduce el tiempo para investigar, o para llevar temas paralelos. Asimismo, la cobertura de temas que muchas veces son ignorados por la prensa tradicional llevan no solo al detrimento de la información sino también, en consecuencia, se reducen las páginas de cada ejemplar impreso y la audiencia o los lectores.
La baja de ingresos de los medios tradicionales y de medios alternativos periféricos en la misma línea editorial, y el consecuente desempleo, lleva al surgimiento de iniciativas de comunicación a través de redes sociales gratuitas, cuyas bondades fueron apreciadas a medida que estas evolucionaban, apareciendo iniciativas de medios de comunicación virtuales con un diseño y diagramación mejoradas, mayor sistematicidad y estética, aunado a una postura más ética que la mostrada por los de modalidad prepago.
Lo anterior también se debe a la credibilidad construida en torno a medios virtuales que separan las áreas periodística y comercial para que ninguna interfiera con la otra. La línea editorial siempre ha sido en favor del medio ambiente, diversidad, derechos humanos y en interés social.
Además, debe considerarse que un medio tiene oportunidad de destacar por sus columnas de opinión, en las que da voz a gran número de personas de la región, entre las que se cuentan profesionales, como psicólogos, antropólogos, sociólogos, economistas, comunicólogos, profesores, entre otros que realicen un tratamiento documentado, renovado, bien escrito, atractivo y ético.
Se espera que a estos nuevos cultivadores del ensayo o del artículo periodístico no caigan en el mal ejemplo de los exegetas del sistema, interesados en mantener su estatus, que se queden fijados en repetir siempre la misma cantaleta sin sustentarla en evidencias, independientemente de que perjudique su propia imagen, pues deben mostrar un claro rechazo absoluto –incluso más amarillista que el de los propios medios-, a todo lo que atente contra sus patrocinadores y el modus vivendi que ellos comparten.
Los nuevos medios se distancian de los medios tradicionales principalmente por dar cobertura a las demandas sociales y darle voz a fuentes que tradicionalmente no son consideradas oficiales o de organizaciones de la sociedad civil confiables. En sus coberturas destacan investigaciones sobre temas medioambientales, derechos humanos, rechazo a la corrupción y seguimiento de casos de impacto nacional. En muchos casos el medio no logra estar en el lugar en que ocurren los acontecimientos, pero la gente les hace llegar datos, documentos, audios y vídeos, porque confían en ellos y saben que los tomarán en cuenta, que investigará y que lo publicará. Si lo logran aumentan las visitas.
La gente no solamente quiere saber lo que pasa en el extranjero o en la capital, sino que quiere saber lo que pasa en su departamento, en su municipalidad, en su barrio, en su colonia, con sus organizaciones, en el ámbito local. Si esto se logra la gente se interesa en leer, escuchar y ver de tal manera que algunos nuevos medios noticiosos locales han visto crecer sus audiencias y apoyos, ganando influencia y prestigio.
La gente que busca más información, prefiere medios que cuenten lo que está pasando, porque la gente también indaga en las redes sociales. Los destinatarios dejan de confiar en los medios que no muestran la realidad. Es por estas razones que han surgido también aquellas personas que se dedican a ser tuiteros, blogueros y youtubers y que emiten opinión respecto a diversos temas, intentando también algunos de ellos formar opinión sobre la problemática, leyendo mucho e indagando sobre hechos ocurridos antes de compartir sus ideas. Un medio virtual reconocido goza de un incremento considerable en sus audiencias, lo que se evidencia en número de visitas y de seguidores.
Quienes realizamos labores académicas también evolucionamos en la comunicación virtual, aprovechando las interconexiones entre lo curricular, lo extracurricular, lo social, lo ético, lo estético y lo humano, resignificando nuestras disciplinas, de tal manera que aportemos a la sociedad, proyectándonos, rebasando límites impuestos y autoimpuestos por convencionalismos y paradigmas que obstaculicen las potencialidades humanas, hacia el desarrollo del pensamiento crítico y el cambio social.
Santa Ana, 26 de septiembre de 2020
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Jorge Ismael García Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, Licenciado en Ciencias de la Educación, Master en Educación Superior y estudiante de tercer año de Doctorado en Educación; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.