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miércoles, 13 de mayo de 2020

La cuarentena devela rezagos en tecnologías educativas


Ismael García C.

La humanidad enfrenta una pandemia global ante el virus (Covid 19) que cobra cientos de millares de vidas. El cierre de fronteras y aeropuertos, y otras restricciones durante la cuarentena, y la repentina masificación de las clases virtuales modifican nuestra labor académica, experiencia inevitable y urgente, tal situación implica la construcción y/o desarrollo de otra modalidad educativa y requiere mayores equipamientos y servicios de conectividad. La medida de suspensión de la actividad ha afectado incluso la actividad laboral, económica, artística, cultural y recreativa, y desata un nuevo debate en torno a alternativas educativas que apuntan a mantener la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje a través de medios virtuales. Aunque el uso de los entornos virtuales en la educación superior es una realidad hace muchos años por el acceso a internet y las redes vinculadas a la web y sus aplicaciones (apps), la crisis nos obliga a solventar los rezagos de décadas en todos los órdenes.
     Este desafío ha sido comparado con el de la invención de la imprenta de Gutenberg (siglo XIV), las ediciones industriales de libros del siglo XX o la irrupción de la multimedia (los entornos virtuales en la educación) en estos tiempos de globalización. Quienes trabajamos en la docencia sabemos que las clases tienden a ajustarse a la pedagogía del siglo XIX (verticales, autoritarias, cerradas, discursivas), con docentes del siglo XX y estudiantes del siglo XXI, que manipulan sus celulares u ordenadores, conectados a plataformas virtuales. La era digital y los procesos virtuales irrumpen y se debe convivir con esa realidad preparándonos. Actualmente, más docentes empiezan a familiarizarse de forma paulatina con los entornos de enseñanza-aprendizaje, los esfuerzos de los facilitadores o de los gerentes de gestión online son un desafío y los estudiantes son los que menos traumas enfrentan en esta tendencia. La educación superior ingresa a la era de una nueva matriz teórica que se conoce como paradigma de los entornos virtuales.
     Surge la preocupación por la interacción docente-estudiante, el intercambio de mensajes por email, Messenger, Whatsapp, Facebook, twitter, Instagram, formas de comunicación que se han vuelto cotidianas, y plataformas para el uso de los entornos virtuales. Ahora se ingresa a los escenarios tecnológicos especializados de trabajo remoto y en tiempo real en el campo académico, como una necesidad y desafío para continuar el proceso pedagógico. La comunidad académica tiene acceso institucional a Moddle, Classroom-google y otras plataformas para gestionar la formación en línea con los estudiantes; son sistemas de manejo sencillo y amigable donde los participantes conversan, analizan, comparten ideas, reflexionan y avanzan en el desarrollo curricular.
     La UNESCO ha emitido un comunicado ofreciendo a la comunidad educativa internacional un listado de herramientas tecnológicas y plataformas a distancia que pudieran contribuir a que el impacto en el mundo educativo y en la evolución escolar del alumnado, fundamentalmente en las etapas obligatorias, sea lo menos negativo posible, lo cual conlleva una necesaria comprensión más amplia de los procesos de enseñanza.
     Las Nuevas Tecnologías aportan al aprendizaje dialógico, interactivo, colaborativo y social. Sin embargo, esta nueva realidad no es tan idílica como lo expresan muchos representantes políticos y de administraciones educativas. Las alternativas y soluciones propuestas para educar a distancia, fundamentalmente en la educación pública, exponen las desigualdades sociales, y abren aún más el profundo abismo de acceso al sistema educativo.
     Se observa en las redes que muchos docentes ahora comparten experiencias de uso de los software educativos de manera más social y la existencia de plataformas de trabajo colaborativo que fomentan la creación de redes participativas que favorecen un modelo de aprendizaje horizontal en el que el estudiantado puede contribuir a la comunidad, hacia estrategias de enseñanza multidireccional.
     Además de ese tipo de aportes, se debe aprovechar para incorporar nuevos medios de aprendizaje colaborativo y cooperativo a las distintas situaciones de aprendizaje que planteamos al alumnado. La creación colectiva de conocimiento a través de las Nuevas Tecnologías se vuelve un desafío que debe contribuir a reducir las desigualdades.
     Sin embargo, el cambio de estrategias metodológicas para mantener las clases en un escenario adverso, debe contar con una mayor inversión de las instituciones responsables en programas y proyectos que procuren la reducción de la brechas digitales y, por otro lado, con una mayor formación de los profesionales de la enseñanza en estrategias de aprendizaje colaborativo y cooperativo, las posibilidades didácticas inclusivas de la Web 2.0 y el fomento de la competencia digital docente. Esto implica trabajar con sistemas distribuidos, es decir, aquellos que cuentan con software y hardware, conectados por una red y que son vistos como uno solo (persigue el mismo objetivo), además que es colaborativo. Como ejemplo, las plataformas Teams, Moodle y Zoom interconectan a diferentes usuarios en un solo punto.
     Con todo habrá profesores con mayor dificultad para actualizarse, padres de familia que no saben cómo apoyar al estudiante o no tienen los medios para hacerlo, y un tipo de estudiante que toma la no conectividad como factor de no presentación de sus trabajos, aun si tiene como conectarse. Para otros la realidad es más dura aunque su actitud sea favorable. No hay que olvidarse de quienes controlan o administran el acceso a los recursos económicos y tecnológicos deben hacer toda la gestión posible para que pueda haber mayor equipamiento y conectividad. Se requiere que todos los sectores intervengan haciendo un buen trabajo colaborativo para llegar al éxito educativo.
     Por otra parte, el estrés es inevitable, pero si no nos bloquea y ayuda a la tarea es positivo. Ante eso se debe mantener hábitos de autocuidado y practicar una rutina de trabajo que no sea extenuante, de colaboración en tareas y una actitud resiliente.
Santa Ana, El Salvador, 13 de mayo de 2020.
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Jorge Ismael García Corleto es escritor, presidente de la Asociación GATO para las Artes y la Cultura, licenciado en Psicología, licenciado en Educación, master en Educación Superior y estudiante de doctorado en educación; trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.